La emisión de metano se dispara
14 DICIEMBRE 2016 | Imagen: Gian-Reto Tarnutzer/Unsplash.-A pesar de que el metano es un gas de efecto invernadero mucho más perjudicial para la atmósfera que el dióxido de carbono (CO2), alrededor de 20 veces, para frenar el cambio climático nos centramos en éste, pues se trata del principal gas de efecto invernadero.
Sin embargo, las cosas podrían no ser tan sencillas. No, al menos, desde que hemos conocido el reciente boom el metano. Hasta tal punto se han descontrolado sus emisiones que podrían hacer peligrar la lucha contra el cambio climático.
En efecto, la misma está viéndose seriamente amenazada por el boom que han experimentado las emisiones de metano a consecuencia de la producción alimentaria, según concluye un nuevo estudio llevado a cabo por casi un centenar de científicos.
El trabajo concluye que los esfuerzos realizados en el presente, y también harían poco menos que inservibles los planes globales de avance hacia una sociedad baja en carbono que contempla el Acuerdo climático de París, centrado en rebajar el CO2, culpable del 80 por ciento del calentamiento del planeta.
El CO2 estabilizado y el metano disparado
Este alza del gas metano dificulta la ya de por sí complicada lucha contra el cambio climático en un momento decisivo, justo ahora que las emisiones de CO2 mundiales se habían estabilizado. De poco va a servir que lo haya hecho en los últimos tres años, tal y como afirma el último informe del Global Carbon Project, una asociación científica de la Universidad británica de East Anglia.
Aunque también es cierto que estancarse significaba una ayuda, pero en modo alguno era una solución, pues este hecho tampoco era suficiente para alcanzar los objetivos propuestos, particularmente el objetivo prioritario de no superar un aumento de los dos famosos 2 grados centígrados, con respecto a los niveles preindustriales. El metano, por contra, está aumentando el nivel de emisiones de forma alarmante, de acuerdo con los resultados del informe recién publicado bajo el título Balance Mundial del Metano 2016.
Tras años de estabilización de las emisiones de metano, no han dejado de crecer de una década a esta parte. Por tal motivo, ha aumentado mucho su concentración atmosférica, lo cual significa un nuevo frente abierto para la lucha contra el cambio climático.
Hasta 2006 la subida era de 0,5 ppmm al año, multiplicándose su ritmo de aumento en 2015 hasta provocar una concentración atmosférica 20 veces mayor. En total, desde 2012 cada año la atmósfera ha recibido unos 558 millones de toneladas de metano.
Otro problema se refiere a la incapacidad de retirarlo del ciclo natural, precisamente por el aumento de su cantidad. Es así que éste no puede absorberlo, como hacía anteriormente.
El reciente y rápido aumento de las emisiones de metano exige tomar medias urgentes si queremos alcanzar las metas del Acuerdo de París, de acuerdo con este ambicioso trabajo, en el que han participado alrededor de 90 investigadores de 50 instituciones con el objetivo de conocer cuánto metano hay en la atmósfera y su incremento.
Publicado en la revista Environmental Research Letters, el informe incluye cifras muy reveladoras sobre el origen del metano. El 60,8 por ciento del metano emitido anualmente, unas 558 millones de toneladas, se deben a actividades humanas.
En concreto, un tercio de éstas procede de la agricultura y la ganadería. El capítulo más perjudicial se refiera al cultivo de arroz y al sistema digestivo de los 2.500 millones de vacas, ovejas y cabras de la industria ganadera.
Otras fuentes de metano procedentes del ser humano se refieren a la gestión de desechos o la producción y distribución de combustibles fósiles. En este sentido, recurrir a energías renovables podría ayudar a combatir tanto la emisión de CO2 como de metano.
La solución no es fácil, por lo tanto, pues estas emisiones proceden de aspectos capitales en la sociedad actual, además de referirse en muchos casos a la cuestión alimentaria. Recordemos que el cultivo de arroz, por ejemplo, es el sustento de buena parte de la población en países pobres, con lo que cambiar las cosas implicaría cambiar los protocolos e riego, apuntan los expertos.
Otra de las maneras de reducir las emisiones de metano sería concentrarse en el ganado, colocando estaciones de biogás para su captura y conversión en electricidad. En este caso, la necesidad de una inversión inicial sería el principal problema.
Metano procedente de la naturaleza
El resto de las emisiones proceden de la naturaleza, bien sea del metano geológico o de las termitas (su sistema digestivo es similar al del ganado en este sentido), pongamos por caso.
Estas fuentes de metano de origen natural también han experimentado un incremento en su conjunto, concluye el informe. Asímismo, existe metano atrapado en cristales de hielo sumergidos en el océano, cuya liberación sería una catástrofe ambiental.
Son billones de metros cúbicos de hidratos de metano y con el avance del cambio climático peligra su liberación. De hecho, el deshielo podría liberarlos al avanzar el cambio climático, entre otros problemas tremendos que ocasionaría en el entorno.
También se podría acabar liberando a consecuencia de la explotación del hielo para la obtención de gas natural. Sea como fuere, el informe nos lleva a una conclusión impepinable: El tan traído y llevado objetivo climático que se plantea a nivel global solo podrá alcanzarse si se reducen drásticamente las emisiones de metano. Un más difícil todavía que se suma a la inoperancia política. Y, sin embargo, hemos de seguir confiando en un futuro mejor. No nos queda otra. Eso, o ir haciendo las maletas para mudarnos de planeta, siguiendo el consejo de Hawking.