Qué es el cambio climático, definición fácil
El cambio climático, en general, se refiere a las variaciones a largo plazo en la temperatura y los patrones climáticos. Estas pueden ser naturales, debidas por ejemplo a las del ciclo solar o no serlo y obedecer a la actividad del ser humano. Actualmente sufrimos este segundo caso de forma acusada y la situación es crítica.
Desde 1800, las actividades humanas han sido la principal causa del cambio climático, sobre todo a consecuencia de la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas. El aumento de las emisiones está disparando la temperatura de la superficie global, actualmente 1,1 °C más cálida que la registrada en 1800, y la última década (2011-2020) ha sido la más cálida registrada.
Ello no significa que las consecuencias del cambio climático sean únicamente temperaturas más altas, sino también eventos extremos con mayor frecuencia y duración, entre los que se encuentran las olas de frío y de calor, las sequías severas, la escasez de agua, el aumento del nivel del mar por el deshielo de los casquetes polares o las tormentas y otras catástrofes naturales, así como la disminución de la biodiversidad.
Las consecuencias del cambio climático en buena parte son impredecibles y afectan de formas distintas a las diferentes partes del globo. Tengamos en cuenta que la biosfera, el sistema formado por el conjunto de los seres vivos del planeta Tierra y sus interrelaciones donde todo está conectado, un cambio en un lugar u otro puede tener repercusiones en todos los demás.
Abordar el cambio climático significa frenar el avance del calentamiento global, ya que no es posible que éste retroceda o se detenga, y adaptarnos a sus inevitables efectos. Lograrlo requiere actuar de forma más contundente de lo que se está haciendo y comprometida. No solo requiere una inversión financiera significativa por parte de los gobiernos y las empresas, fundamentalmente, aunque también es importante que la ciudadanía se conciencie y actúe en consecuencia en el día a día minimizando su huella de carbono.
Las economías que pueden afrontar una transición ecológica y una adaptación a sus efectos para mejorar su resiliencia son las más potentes, el resto tiene más problemas para hacerlo. Por lo tanto, es esencial que los países industrializados cumplan su compromiso de proporcionar 100 mil millones de dólares al año a los países más pobres.
Sin duda, la inacción climática supondrá pagar un precio mucho más alto, sobre todo a los más vulnerables. Es ahora o nunca, y nos jugamos la supervivencia como especie. Imágenes de Bob Jenkin y de NirutiStock.