Nuevo aldabonazo a las conciencias: los 35 impactos del Cambio Climático en España
06 FEBRERO 2020 | Imagen: NOAA.- Ha sido noticia la actualización del informe sobre los impactos del Cambio Climático en España, un trabajo coordinado por la Oficina de Cambio Climático de España de nuestro país, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica.
Se trata de un documento que forma parte del programa Life europeo Shara de sensibilización sobre la adaptación al cambio climático, en el que un grupo de 17 científicos han identificado los 35 riesgos concretos para España que se deben afrontar de forma urgente. Un catálogo de riesgos que nos advierten, por enésima vez, de sequías, nuevas enfermedades, limitación de regadíos, impactos en el turismo, menos energía hidroeléctrica…
Seamos egoístas, frenemos el cambio climático, grita se forma subliminal el metamensaje: se centra la atención en el ser humano desde un punto de vista pragmático, lo cual denota una estrategia de concienciación basada en el miedo a que los problemas de salud y económicos se acrecienten, y da la medida de la escasa concienciación que existe con respecto a los problemas que el cambio climático va a generar a nivel local y mundial. Pero también, y sobre todo, en otros ámbitos que no nos tocan tan de cerca, relativos a la naturaleza que no explotamos. Y ahí podemos encontrar la noticia, que no es otra que la ausencia de ella. Estamos todavía en la fase de informar de la que se nos viene encima, pero se echa en falta un mensaje de respeto por la naturaleza, a cuyo respeto al margen del utilitarismo humano no se apela.
Tampoco cabe esperar mucho más, tras décadas de olvido e indiferencia mediática. Es cierto que el cambio climático se ha instalado en el imaginario colectivo y ocupa las portadas de medios de comunicación del mundo entero, pero poco más que eso. Sigue siendo algo abstracto que no nos toca de cerca. Aún queda mucho camino que recorrer para lograr el compromiso necesario. Justo el que se precisa si queremos ganar la partida al tiempo, que no perdona en materia de cambio climático.
Sin embargo, para correr hay que sentir la necesidad de hacerlo de forma perentoria, y esa urgencia a medio o largo plazo poco convence a quien solo mira su ombligo. Por lo tanto, la tarea está, fundamentalmente, en convertir a interlocutores escépticos que siguen la actualidad sin dejar de mirarse en el espejo, en personas con mayúsculas, que dejan el antropocentrismo a un lado. Ustedes me perdonarán, pero una transformación así, hoy por hoy, es pura utopía.