El cambio climático nos sienta en el diván
El cambio climático nos sienta en el diván. El psico terror climático ha llegado para quedarse, una realidad que empieza a tener importancia estadística. Ir al psiquiatra o al psicólogo a tratarse problemas de salud mental relacionados con el calentamiento global es ya un hecho cada vez más habitual en países como Estados Unidos.
Solo es cuestión de tiempo que se generalice este malestar individual por el miedo a una catástrofe ambiental o por sus consecuencias. Esto solo acaba de empezar. Sencillamente, porque los efectos del cambio climático son un lobo que solo está enseñando su patita. Hemos pasado de enfocar nuestra relación con la naturaleza como buena para la salud mental a que el colapso de la naturaleza pueda convertirse en un problema para la psique.
Psico terror climático
Si algo caracteriza al cambio climático son sus consecuencias profundas, sus avances irreversibles, sin marcha atrás. No solo son los eventos extremos con olas de calor o de frío o el aumento generalizado de las temperaturas. Las migraciones provocadas por el clima, los constantes incendios en zonas habitadas, cada vez más agresivos o las inundaciones devastadoras afectan a la mente de las personas. Las hacen más vulnerables, ansiosas y necesitadas de resiliencia.
Distintos hitos están sucediéndose en el reconocimiento social de esta nueva amenaza para la salud mental de la ciudadanía. En 2017, por ejemplo, la Asociación Estadounidense de Psicología definió la “ecoansiedad” como “un miedo crónico a la catástrofe ambiental”. Y está extendiéndose este nuevo mal social. Según una encuesta de 2022 de Yale y la Universidad George Mason, la mayoría de los estadounidenses dicen que pasan tiempo preocupándose por el cambio climático. Muchos afirman que les ha provocado síntomas de depresión o ansiedad y más de una cuarta parte dijo que intenta no pensar en ello.
La mitad de los estadounidenses cree que el cambio climático ya está dañando la salud mental del país, de acuerdo con otra encuesta realizada por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría ese mismo año.
Un mundo que se acaba
El cambio climático nos enfrenta constantemente a “dilemas éticos y profundas críticas sociales a la sociedad moderna. Se cuestiona la relación de los humanos con la naturaleza y el papel del ser humano en la historia más reciente. Un reciente artículo en el Yale Journal of Biology and Medicine señalaba que el mundo en general se enfrentaba a “una condición psicológica de ‘incertidumbre sistémica’”, en la que “las emociones difíciles surgen no sólo de experimentar la pérdida ecológica misma”, sino también de que nuestras vidas estén tan ligadas a que esas pérdidas estén siendo cada vez más preocupantes.
Ante un mundo que cada vez es más aterrador e incierto, las respuestas racionales y la información ciudadana para pedir responsabilidad política se vislumbran quizás como nuevos faros en la solución de este problema de psicología climática. Nunca negar que el cambio climático está ocurriendo, porque entonces sus consecuencias no se podrán prevenir ni afrontar. No hay mayor imán para la enfermedad mental que ni siquiera reconocer que existe un problema. Ni peor acelerador del cambio climático que no querer entender que el mundo que permite la vida humana se nos está acabando. Y que es demasiado tarde para esperar. Imagen de Pete Linforth.