El planeta entra en territorio desconocido
07 SEPTIEMBRE 2017 | Imagen: Carlosdelacalle.-La ciencia no se cansa de seguir alertándonos sobre la que se nos avecina con el cambio climático tan crecido como lo tenemos. El último análisis sobre el estado de la cuestión viene de la mano de la Organización Meterorológica Mundial (OMM), y su conclusión es más de lo mismo, pero no por ello menos inquietante.
Se resume en una palabra: “alarma”. Por un lado, los científicos alertan de que estamos en una situación alarmante. Todas las luces rojas deberían encenderse porque, sencillamente, el cambio climático no se frena (las emisiones no se están recortando lo suficiente) y sus consecuencias están dejándose sentir según lo previsto.
Dentro de esas previsiones, por otro lado, siempre se deja un amplio margen para lo imprevisto, fundamentalmente porque no se cuentan con modelos predictivos tan efectivos o, si se quiere, confiables como para eso. Una circunstancia lógica si se tiene en cuenta que el cambio climático se caracteriza, precisamente, por una serie de factores que lo hacen imprevisible en gran medida.
Situación inédita en la historia de la humanidad
En su informe, la OMM explica que el cambio climático está llevando a la Tierra hasta situaciones inéditas en la historia de la humanidad. No en vano, hay que remontarse cuatro millones de años para encontrar transformaciones como las que están empezando a despertarse a consecuencia del calentamiento global.
En concreto, los científicos aluden a un cóctel lleno de incertidumbres que parecen salir de la caja de Pandora, un legendario recipiente de la mitología griega que contenía todos los males del mundo.
Entre otros, el mercurio al límite, pulverizando récords de temperaturas, con mínimos históricos del hielo marino y los niveles más altos de CO2, además de un rosario de eventos extremos que no cesan de producirse como si de una ruleta rusa se tratase. En resumen, es demasiado, y también está ocurriendo demasiado deprisa. Sencillamente, no estamos preparados para ello, advierten.
Eventos extremos cada vez peores
Esos escenarios desconocidos nos enfrentan a grandes desafíos, apunta la OMM, cuyo nuevo trabajo pronostica que, pese a que el fenómeno climático de El Niño finaliza, no por ello hemos de esperar una mejora cualitativa.
En este punto, su análisis es similar al que ya hizo en su día la Agencia Nacional de Océanos y Atmósfera (NOAA) de Estados Unidos hace alrededor de un año, cuando afirmaba que pese a haber desaparecido el potente fenómeno de El Niño, cuya duración fue de dos años, los gases de efecto invernadero siguen ejerciendo influencia climática.
Ello significa, volviendo a la OMM, que se esperan eventos extremos cada vez más frecuentes e intensos, además de cambios imprevisibles en los patrones de lluvia y una aceleración del deshielo anual del Ártico.
El trabajo concluye, así pues, que el cambio climático está “alcanzando nuevas escalas”, pues si bien El Niño ha finalizado, puesto que es un fenómeno cíclico, ahora tenemos que seguir sufriendo los efectos de unos gases de efecto invernadero cada vez más elevados.
Por lo tanto, con sus particularidades, pero se espera que los datos y eventos climáticos “extremos e inusuales” de 2016 se mantendrán en 2017. Básicamente, se hace hincapié en el progresivo avance del cambio climático y de sus nefastas consecuencias. Lo cual no significa que, junto a sus consecuencias negativas, también las haya positivas.
Ello no impide, sin embargo, concluir que los efectos del cambio climático que se esperan serán más frecuentes, graves, variables y probablemente inesperados. Como respaldo de esta conclusión, la cruda y cada vez más cálida realidad, con sus constantes récords de temperatura.
Consecuencias más allá de lo físico
El estudio también recalca la importancia de adaptarse a estos cambios, puesto que de otro modo los desastres ambientales provocados por estos cambios serán especialmente catastróficos, sobre todo con las poblaciones con menos recursos.
Igualmente, se menciona el profundo impacto social que ocasionará un clima de mayor violencia a nivel global. Lógicamente, los problemas se traducen en tensiones, y éstas generan un clima difícil para la convivencia de y entre los pueblos.
Cambios insospechados
Por lo tanto, además de los cambios físicos, se esperan consecuencias trascendentes a nivel geopolítico, de seguridad alimentaria y de movimiento de poblaciones, puesto que las sequías crónicas ocasionarán hambrunas y las inundaciones dejarán a millones de personas sin hogar, entre otras posibles consecuencias.
Idealmente o, si se quiere, urgentemente, se precisa de una actuación “rápida y ambiciosa” para detener el cambio climático. Y mientras se está avanzando en este sentido, algo que todavía es una tarea pendiente, por mucho pacto climático global que se alcanzara en París (COP21), prepararse para lo que pueda venir es fundamental, concluyen.
Porque, lo queramos o no, el planeta es nuestro hogar y tanto nosotros como generaciones futuras estamos obligados a afrontar la situación. Un futuro lleno de nubarrones ante el que solo caben dos reacciones responsables: prepararse para lo que viene e intentar minimizarlo por todos los medios, con urgencia y contundencia. ¿Una utopía? Hoy por hoy, para qué negarlo, así es, y precisamente por ello la ciencia no deja de poner el grito en el cielo. Lo bueno, eso sí, es que todavía estamos a tiempo de reaccionar.